A pesar de que fue escrito a principios del Siglo XVIII, El Comentario bĂblico Matthew Henry no ha sido todavĂa sobrepasado por ningĂşn otro, segĂşn la opiniĂłn unánime de hombres tan relevantes y bien conocidos como C.H. Spurgeon, Wilbur M. Smith, Alan Redpath, o F.F. Bruce, entre otros.
La obra que ponemos en manos del lector de habla hispana es Ăşnica en su gĂ©nero. A pesar de que el original fue escrito hace casi tres siglos, este comentario exegĂ©tico-devocional, redactado en su mayor parte por Matthew Henry a principios del siglo XVIII, no ha sido todavĂa sobrepasado por ningĂşn otro, segĂşn la opiniĂłn unánime de los expertos. Para no citar sino algunos pocos de los juicios crĂticos, mencionaremos las frases laudatorias de hombres tan relevantes y bien conocidos en nuestros medios como F. F. Bruce, Alan Redpath, Wilbur M. Smith y del archifamoso C. H. Spurgeon. De este comentario dice F. F. Bruce: «Es uno de los más grandes clásicos de la literatura teolĂłgica inglesa… Con su seguro instinto espiritual del sentido de la Escritura, presenta la esencia sana y perpetua de la Biblia en un estilo de extraordinario vigor.» Por su parte Alan Redpath afirma: «La exposiciĂłn sana, sensata y fundamentalista, versĂculo por versĂculo, las perlas de sustanciosos pensamientos que hallan estupenda expresiĂłn, y los mĂşltiples y sugerentes comentarios, se combinan todos ellos para hacer de esta obra una clase aparte en sĂ misma.» Wilbur Smith compendia su elogio en una breve frase: «Es el comentario devocional más grande que jamás se haya escrito.» Finalmente C. H. Spurgeon dice de Ă©l: «Es instructivo para todos… brillante en metáforas, rico en analogĂas, sobreabundante en ilustraciones. Todo ministro de Dios deberĂa leer el MATTHEW HENRY por entero y con plena atenciĂłn al menos una vez.»
Miles de pastores lo han estado usando como base de su predicación, durante tres sigles, y otros muchos miles más lo seguirán haciendo en el futuro, hasta que el Señor venga.
La presente ediciĂłn en español va aĂşn más allá. Da un paso más para mejorar esta magna obra y darle remate. No nos hemos limitado a traducir lo que Matthew Henry escribiĂł, sino que, de la mano de los mejores comentarios, tanto evangĂ©licos como rabĂnicos, hemos puesto al dĂa la exposiciĂłn, llenando algunas (pocas) lagunas, tanto en el plano exegĂ©tico como en el devocional, de las que la obra original de Matthew Henry, imperfecta como toda obra humana, adolece.